Ojos
abiertos e inocentes, a quienes mostraron hojas.
Ojos
riendo infantiles
corrían
entre flores de hojas
y
miraban al puente de luz
que
se formaba en una, hacia arriba, y en otra hacia abajo.
Ojos
inciertos
probaron
cada apariencia
y
la luz parecía sonreír.
Ojos
corrieron al límite
de
la última hoja
a
la última vena de la última hoja de flor.
La
luz sonreía
y
sonreía y sonreía
Ojos
oscurecieron
de
repente aterrados
y
nada más pasó.
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