Ibrahima
Balde puso la voz y Amets Arzallus Antia las manos para escribir su historia.
Así nació “Miñán”. Traducción al
castellano “Hermanito”. En esta
semana de febrero carnavalesco me puse a leer el libro a sabiendas de que no
era cualquier cosa. Pero incluso así, la lectura, supero las expectativas.
SINOPSIS: Este libro te cambiará. Esta
historia arranca así: «Estoy en Europa pero yo no quería venir a Europa».
Ibrahima Balde nació en Guinea, pero se vio forzado a abandonar su casa para ir
a buscar a su hermano pequeño. No salió para perseguir un sueño. Abandonó su
hogar para encontrar a la persona que más quería. Una mirada ingenua,
castigada, arrebatadoramente poética y, en definitiva, única. La de quien ha
sufrido todo y, sin embargo, tiene el poder de convertirlo en algo útil. En
algo bello.
Hay
emociones que son imposibles de reconocer. Esto es lo que sucede durante la
lectura de “Hermanito”, este
testimonio que debería convertirse en uno de nuestros libros sino de cabecera,
sí de lectura obligada tanto en al ámbito personal como en los centros
educativos.
La
historia de Ibrahima Balde no solo es única, también es universal. Única porque
es solo suya y universal porque ocurre a diario en decenas de puntos alrededor
del planeta.
El
protagonista nació en Guinea, os adentra en la obra, donde se puede decir que
“Hermanito Miñan” es un testimonio real, impactante, inocente, sincero y cruel
que narra las desventuras de un joven cuyos valores morales y familiares le
llevan a seguir un arduo recorrido a través de gran parte del continente
africano. Tras la huellas de hermano pequeño que ha escapado de casa en busca
de un futuro mejor para la familia. Se vio forzando abandonar su casa y su vida
futura para ir a buscarlo. No salió para perseguir un sueño. Abandonó su hogar
para salir en busca de la persona que más quería.
Tras
todo ello, se jugara las cartas de su vida, en una cruda odisea a través de
recibir golpes, vejaciones, maltratos y fronteras, tras hacer contacto visual
con el cañón de las Kaláshnikov de los vigilantes y tratantes humanos, tras
recibir culetazos de fusil y encarcelarlo, tras haber perdido dos veces a su
hermano, la segunda para siempre.
Cansado
de ir de albergue en albergue, tras haber degastado las suelas de los zapatos
por la arena del desierto, tras cruzar el mar y la península de sur a norte;
abre su corazón y las puertas de su vida. A pesar del dolor que le provoca
recordar los años pasados, siente que debe dar a conocer al mundo a través de
un relato sincero y directo, la corrupción y el sufrimiento que hay detrás de
tantas personas que llegan a Europa, con destino España e Italia, en unas
circunstancias y condiciones deplorables, desde el continente africano.
Leer
esta historia no es fácil, sin embargo, es muy recomendable hacerlo pues a
través de ella os encontraréis con el sufrimiento humano en su máxima expresión
reflejada en el deseo de la muerte, la impotencia ante una sociedad injusta y
peligrosa, con un futuro incierto y desolador al que están sometidos miles de personas
en el mundo actual. Racismo e injusticia.
"La oralidad es
mi vida. Reconocí que había magia en las palabras. Es pura literatura. Aunque
no sea escribiendo”,
Ibrahima habla y hace literatura.
En
su relato, distribuido en tres partes de capítulos cortos, Ibrahima muestra la
dureza existente en el mundo, nos hace abrir los ojos y nos da una bofetada de
realidad al descubrir las infrahumanas condiciones por las que todos los
migrantes han pasado hasta llegar a nuestras costas , la inocencia y la esperanza
con la que buscan ayuda y la brutalidad que reciben por parte de las inhumanas
y despiadadas mafias de tuareg que se encargan de robarles, secuestrarles,
venderlos, e incluso matarles; prometiéndoles mandarlos a Europa, la tierra
prometida, con un futuro prometedor y estimulante todo ello de forma segura.
En
cada una de las palabras de Ibrahima hay dolor, sentimientos, resignación,
miedo, incertidumbre y amor por su familia. En las palabras de Balde
encontraréis, sin embargo, una ingenuidad muy sagrada, propia del hombre
sensible, de una fragua sentimental bien consolidada. Enciende palabras como
cerillas, no solo interesa por lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Es una voz
única. Pero también por lo que tiene de popular y oral. Con un estilo desnudo
de una engañosa simplicidad. No hay palabras malsonantes, no las necesita para
dar sensación de dureza. Sus frases son limpias y precisas. El vocal realiza un
dialogo en donde incluye al lector como oyente activo de su relato, un oyente
que, en las palabras del propio protagonista, puede ser cualquiera que desee
escuchar su historia.
Hay
un relato realista, minucioso, sin mordacidad y sin piedad. La novela se
inscribe en la actualidad.
El
narrador que conversa directamente con el lector, invitándolo a escuchar. “Miñán” gira en torno a una de esas
historias que se pierden cada día, que nadie cuenta y nadie escucha, en la voz
de dos narradores.
Y
es precisamente esto lo que el lector va a encontrar en el personaje de este
libro. Una historia de un niño que se convierte en hombre. La historia de un
joven que a base de duras experiencias se endurece y descubre el mundo. Una
historia de fortaleza, lucha, valor, supervivencia y madurez.
Lejos
de las descripciones de truculencias carnales esta novela halla su cristalización
en los análisis de los comportamientos de los personajes, hechos directamente
por el escritor-personaje-testigo-.
Para
ello adopta una posición “en espejo” que le permite intuir, imaginar,
comprender el origen del comportamiento del ser humano.
Una
historia inteligente, emocionante, delicada y penetrante que consigue dar vida
a un escaso elenco de personajes y que les veréis hablar, moverse, actuar en la
imaginación de la actualidad.
Habiendo
vivido todo lo que ha vivido, después de sufrir la miseria económica y humana.
Ibrahima ha mantenido una dignidad increíble, no ha cambiado su manera de mirar
a la gente. No ha puesto en tela de juicio sus principios éticos. Construye un
punto de vista sin ningún prejuicio en cada sitio que atraviesa, con cada persona
que conoce.
Estos
personajes son la fiel muestra de la capacidad y la incapacidad de amar de unos
y de otros. Comparten ese amor melancólico que da un paso adelante y otro
atrás.
Los
recuerdos del protagonista guineano llenan las páginas del libro de emociones
sentidas, de imágenes que se quedan grabadas, de conversaciones ligeras y
entrañables.
En
un ejercicio de distanciamiento, perdón, investigación y descubriento.
En
conclusión, “Hermanito Miñán” se
trata de un libro con una historia descorazonadora, emotiva y catártica que te
llega al corazón y te hace replantearte el mundo tal como lo conocemos,
haciéndonos conscientes y más sensibles de la realidad en la que viven millones
de personas a diario en el mundo.
Nada justifica no sentir
el impulso de leer este libro. Nada.
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