Con los años nos vamos haciendo
invisibles. La primera señal
tiene lugar cuando nuestro perfil
desaparece. Luego van borrándose
los contornos a medida que el viento
ondula sobre nuestras pieles resecas.
Nuestras voces van quedándose huecas.
Van desapareciendo poco a poco
los versos, las palabras, las silabas
hasta quedarnos en la fragilidad
de las vocales últimas
Cuando empezamos a darnos cuenta
nadie nos reconoce ya
en el aire afrutado y transparente.
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