Los árboles de esta calle de ciudad
de no ser por los trenes y el tráfico,
susurrarían, en voz suave y dulce,
igual que susuran los del campo.
Y la gente que se cobija a su sombra
para así resguardarse del chubasco,
sin duda oiría la misma música
que sobre un árbol de campo.
Ay, hojillas que habéis quedado mudas
frente a los chillidos del aire urbano,
os observo cuando sopla el viento...
Sé qué sonido ocultan vuestros tallos.
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