Yo
pastor
de bulevares
desataba
los bancos
y
sentado en la orilla corriente del paseo
dejaba
divagar mis corderos escolares
Todo
había cesado
Mi
cuademo
única
fronda del invierno
y
el quiosco bien anclado entre la espuma
Yo
pensaba en los lechos sin rumbo siempre frescos
para
fumar mis versos y contar las estrellas
Yo
pensaba en mis nubes
olas
tibias del cielo
que
buscan domicilio sin abatir el vuelo
Yo
pensaba en los pliegues de las mañanas bellas
planchadas
al revés que mi pañuelo
Pero
para volar
es
menester que el sol pendule
y
que gire en la mano nuestra esfera armilar
Todo
es distinto ya
Mi
corazón bailando equivoca a la estrella
y
es tal la fiebre y la electricidad
que
alumbra incandescente la botella
Ni
la torre silvestre
distribuye
los vientos girando lentamente
ni
mis manos ordeñan las horas recipientes
Hay
que esperar el desfile
de
las borrascas y las profecías
Hay
que esperar que nazca de la luna
el
pájaro mesías
Todo
tiene que llegar
El
oleaje del cine es igual que el del mar
Los
días lejanos cruzan por la pantalla
Banderas
nunca vistas perfuman el espacio
y
el teléfono trae ecos de batalla
Las
olas dan la vuelta al mundo
Ya
no hay exploradores del polo y del estrecho
y
de una enfermedad desconocida
se
mueren los turistas
la
guía sobre el pecho
Las
olas dan la vuelta al mundo
Yo
me iría con ellas
Ellas
todo lo han visto
No
retornan jamás ni vuelven la cabeza
almohadas
desahuciadas y sandalias de Cristo
Dejadme
recostado eternamente
Yo
fumaré mis versos y llevaré mis nubes
por
todos los caminos de la tierra y del cielo
Y
cuando vuelva el sol en su caballo blanco
mi
lecho equilibrado alzaré al cielo.
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