La
escritora Elvira Lindo, quien vuelve diez años después a la novela con “A corazón abierto”, a este respecto, no
recuerdo haber leído nada de Lindo ni antes ni después del nacimiento de este
blog.
SINOPSIS: El auge y declive de una gran
pasión, el amor feroz de dos personas que parecían conjurarse en contra de una
vida serena.
Partiendo
de un episodio ocurrido en Madrid en 1939, la narradora de esta historia cuenta
la apasionada y tormentosa relación de sus padres, y cómo la personalidad
desmedida de él y el corazón débil de ella marcaron el pulso de la vida de toda
la familia.
A
corazón abierto es una novela que recorre nuestro país a lo largo de un siglo
de grandes cambios y encierra un homenaje a una generación, la de quienes
permanecieron en España en la inmediata posguerra, aquellos que, sin queja ni
lamento, se concentraron en sobrevivir.
Desde
la mirada empática y curiosa de una gran observadora que sabe transformar en
ficción cada destello de la memoria, Elvira Lindo convierte a sus padres en
personajes literarios para aproximarse a ellos con libertad, lucidez y
sabiduría. Como si de una composición musical se tratara, cada capítulo es una
demostración de gran técnica puesta al servicio del puro placer de narrar las
luces y las sombras de un pasado convertido para siempre en gran literatura.
“A corazón
abierto”
no es una novela. Tampoco son confesiones. El argumento no es una memoria
histórica o familiar. Podría ser una memoria literaria. Su nueva, arriesgada,
profunda y emotiva novela de no ficción en la que el hilo conductor es la
relación compleja y contradictoria con su padre. Es también un viaje a la
infancia perdida y al mundo de los sueños.
La
obra es un magistral retrato de la sociedad española de la postguerra, de la
España de nuestros abuelos o padres o la nuestra. Una España que se envalentono
para sobrevivir y trabajo duro para prosperar. Una España con verdaderos
héroes, hombres que no lucharon en la guerra pero que siendo niños llevaban a
cuesta el precio que se debía pagar por ella. Personas fuertes y llenas de
debilidades que hubieran podido ser cualquiera miembro de nuestra familia.
Así
mismo se hace palpable en el libro los cambios de vida en el país, en esa época
en pleno inicio de transición postfranquista, con sus aires frescos y
desmadrados; un legado costumbrista, cercano para muchos, y lejano e ignorado
para las nuevas generaciones.
La
escritora revive pues un pasado familiar repleto de incertidumbres y tensiones.
Seguramente su novela más personal, también la más íntima. En ella, relata una
etapa fundamental de su vida –la infancia y la adolescencia- y un tiempo
anterior a su nacimiento. Lo hace centrándose en un hombre con el que no oculta
su parentesco, y una mujer de corazón frágil que la abandono a una orfandad
demasiado temprana. Ese hombre y esa mujer son los padres de una narradora que
vuelca en la escritura su curiosidad por la vida y su deseo de esclarecer el
pasado con el fin de explicarse su presente vital; también su forma de estar en
el mundo, aquello que la ha llevado a ser quien es como persona.
La
autora gaditana despliega su talento literario en una novela enorme que habla
de lo más privado para llevaros a lo general.
Es
decir, donde pivotan elementos familiares sobre los cuales se han tejiendo
secretos, sobreentendidos, leyendas familiares, mitos, desgarros.
Coge
de la mano al lector para llevarlo a través de un territorio que trasciende lo
personal al lograr que este se identifique con su historia, a través de
sentimientos comunes hacia una infancia de la época. En esta lectura se crea un
espacio íntimo pero compartido. La autora se presenta como la gran observadora,
la que no juzga, la que tan sólo quiere comprender.
Elvira
Lindo se lanza con todo, pertrechada de su inteligencia, de una enorme valentía
y de una evidente fortaleza emocional; y lo hace con la mirada comprensiva y
piadosa hacia una circunstancia delicada, comprometida y sumamente difícil por
cercana. La obra descubre a una escritora capaz de observar con una meritoria
lucidez y que, al mismo tiempo, consigue expresar unos hechos sensibles. Por
eso, la lectura de ciertos pasajes es sobrecogedora. Contada desde la desnudez
de los sentimientos que logra un difícil equilibrio entre el reproche y el
afecto para recordarnos que somos, la mayoría de las veces, lo que nos ha
tocado vivir.
En
este afán, Lindo ha escrito un libro hermoso, un texto sincero en el que se
transparenta tanto la necesidad de llevarlo a cabo como el dolor que le ha
causado darle a luz. Porque asistiréis ante una especie de parto al revés. Ante
una creación en la que la hija, por medio del coraje y la reflexión, busca
establecer o alumbra la vida de sus padres. Lo hace para comprenderlos, para
ponerlos en limpio y para intentar hacer justicia poética, algo que solo es
posible en la literatura.
Forma
parte de un subgénero de la escritura autobiográfica que se podría nombrar
libros de duelo. El libro es una evocación literaria con apariencia de novela
en la que la familia Lindo habita unas páginas de autorretrato y retrato
emocional, de desnudo interior, íntegro y trascendental donde la ironía ha cubierto
todos los sufrimientos familiares trascurridos en un repertorio de anécdotas
ingeniosas.
La
escritura sin vanidad, profunda, emotiva y sincera. Quizás esas tres palabras
sean las que mejor definen este libro. De una gran naturalidad y cercanía, con
la voz de una amiga que en confianza cuenta su historia. Una narradora
excelente, que logra hacer llorar o reír en una misma historia. Esta sensación
aparentemente contradictoria la genera en esta novela, escrita con muchísimo
corazón y con un homenaje hacia sus padres.
Los
recuerdos de la autora llenan las páginas del libro de emociones sentidas, de
imágenes que se quedan grabadas de
conversaciones ligeras o entrañables. Son las relaciones que has tenido con
todos los suyos.
En
un ejercicio de distanciamiento, perdón, investigación y descubrimiento, Lindo
demuestra de forma valiente y verdadera a esos personajes tan cercanos en
sangre pero tan alejados en todo lo demás.
Y
no parece exagerado, porque los protagonistas, Manuel y Antonia, convertidos en
personajes literarios, en una arriesgada biografía novelada en la que os da una
visión completa y detallada, cargada de emociones, sentimientos y recuerdos de
su infancia y de la visión que ella tiene de su familia. Va desgranando una
crónica emocional, demorándose en los personajes principales, dedicándole,
también espacios a Sagrario, la suegra, la mala de la película, a algunos que
otros parientes y retratándose también a sí misma de niña, para que quede
completa la foto del álbum familiar.
Para
ello adopta una posición “en espejo” que le permite intuir, imaginar,
comprender el origen del comportamiento de ambos progenitores, especialmente
del padre, mucho antes de que engendrara una familia.
Una
historia inteligente, emocionante, delicada y penetrante, que consigue dar vida
a los protagonistas y a los que consigue dar un perfil en nuestra imaginación.
Y los ayuda con descripciones psicológicas metódicas y eso precisamente es lo
que ha hecho Elvira en “A corazón
abierto”, indagar en el alma humana de una manera singular y también
universal en la medida en que los convierte en personajes literarios.
“A corazón abierto” nos deja conmovidos
y con ganas de buscar entre los recortes de periódicos que guardaban nuestros
padres y abuelos para llegar a entender algo más nuestra propia historia, con
todo lo que eso conlleva. Porque, como bien dice la autora: “no vivir es no sufrir y no saber”.
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