jueves, 6 de septiembre de 2012

DESEO.


Esperaba algo más de aquella visita; había aprendido que en toda relación humana, hasta las más esporádicas y superficiales, siempre existía un deseo de gratificación propía. Sí, era un placer; la efusión íntima y alegre que festeja el instante secreto en el que todo ser comulga armonioso y apacible. Pero la excitación cedió bruscamente, ante la tristeza que produce los excesos de alegría o del placer, cuando se han desnudado los rostros y los corazones; y cada cual recompone su personaje.


Deseo

...Sólo tu corazón caliente, 
y nada más.

Mi paraíso, un campo
sin ruiseñor
ni liras,
con un río discreto
y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
sobre la fronda,
ni la estrella que quiere
ser hoja.

Una enorme luz
que fuera
luciérnaga
de otra,
en un campo de
miradas rotas.

Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco,
se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
nada más.
POESÍA: Federico García Lorca.

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