Hacer el retrato de una ciudad es el trabajo de una vida y ninguna foto es suficiente, porque la ciudad está cambiando siempre. Todo lo que hay en la ciudad es parte de su historia: su cuerpo físico de ladrillo, piedra, acero, vidrio, madera, como su sangre vital de hombres y mujeres que viven y respiran. Las calles, los paisajes, la tragedia, la comedia, la pobreza, la riqueza. ¡La forma de una ciudad cambia más rápidamente que el corazón de un mortal!, dejó escrito Charles Baudelaire en el poema «Le Cygne».
Una fuente de luz y arquitectura en la tradición de estos dibujos y acuarelas.
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