El
Condotiero de Georges Perec
fue la primera novela que consiguió escribir. Medio siglo después de su
redacción –entre 1957 y 1960– y treinta años después de la muerte del escritor,
el 3 de marzo de 1982, descubrimos una obra de juventud de la que se había
perdido el rastro y que ha sido milagrosamente recuperada.
El
lector que se acerque a esta novela tendrá un cierto interés por el autor, de
no ser así va a tener que enfrentarse a su primera novela: un libro extraño,
singular, peculiar. Una línea argumental aparentemente sencilla, pero realmente
compleja y desoladora en su lectura.
SIPNOSIS:
Winckler es aquí un falsificador profesional que imita el estilo inconfundible
de los maestros para crear nuevos cuadros que
puedan atribuirse, sin asomo de duda, a los mismos. Pero el sentimiento
de explotación por un lado y de fracaso y pérdida de identidad por otro, le
llevan a rebelarse identificando al jefe de la organización como el obstáculo
principal a eliminar, y conduciendo a una huida que es en realidad una búsqueda
de sí mismo.
Aunque
quizás ocultar sus capacidades tras la actividad de falsificador no deje de ser
un acto de cobardía, la misma que le conduce a sus fracasos sentimentales, y
que convierte su propia vida en otra falsificación, porque “ser falsario quiere
decir tomar todo de los demás y no dar nada de ti”.
Y
por eso su acto de afirmación es intentar trasladar al cuadro en el que
trabaja, inspirado por ‘El condotiero’ de Antonello da Messina, algo del arte
que atesora, intención frustrada al no poder evitar, como en la obra de Wilde,
proyectar sobre el lienzo su crispación y su angustia.
Tratándose de las bellas artes, la abundancia no es necesariamente una buena noticia. Ocurre con frecuencia que en ocasiones el genio se resiente. A esta novela le falta eso que hace que un libro raje la piel hasta incrustarse en la memoria por algún tiempo. Y se queda lejos de conseguirlo.
Además naufraga en su desarrollo narrativo. Después de un inicio realmente espectacular, con unas primeras treinta de páginas impresionantes, a medida que vas avanzando en la lectura, la trama se va hundiendo en una constante repetición del drama de protagonista, que no está a la altura de las expectativas generadas al principio de la novela resultando moroso, superficial y como he dicho repetitivo; resurgiendo sólo en las últimas cuarenta página volviendo a tener interés. Lo que sustenta la novela es el comienzo y el final, pero el desarrollo no está muy logrado, a mi modestísimo juicio, de lector aficionado. Acompañado de unos personajes unidimensionales.
Además naufraga en su desarrollo narrativo. Después de un inicio realmente espectacular, con unas primeras treinta de páginas impresionantes, a medida que vas avanzando en la lectura, la trama se va hundiendo en una constante repetición del drama de protagonista, que no está a la altura de las expectativas generadas al principio de la novela resultando moroso, superficial y como he dicho repetitivo; resurgiendo sólo en las últimas cuarenta página volviendo a tener interés. Lo que sustenta la novela es el comienzo y el final, pero el desarrollo no está muy logrado, a mi modestísimo juicio, de lector aficionado. Acompañado de unos personajes unidimensionales.
En
fin, no voy a decir que es el peor libro que he leído este año, pero sí que es,
una bonita forma de perder el tiempo.
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