En
un principio, en Dinamarca, tuvo una virulenta oposición a que fuese publicado,
e incluso fue prohibido en las escuelas a que los adolescentes los leyesen.
Pero esto no sólo sucedió en su país de origen, sino que se extendió: a
Noruega, Francia hubo librerías que se negaron a comercializarlo, y Alemania
padres no permitieron que sus hijos lo leyeran. El libro congregó un gran
número de detractores, pero aún así, con el tiempo ha ido ganado aceptación y
fuertes apoyos en miles de lectores que han abierto los ojos a lo
verdaderamente sorprendente que es la vida, cuando no la reprimimos
autoimponiéndonos nuestras propias reclusiones artificiales.
A
pesar que Nada tiene un tono oscuro y
sus momentos duros, Janne Teller, siempre ha defendido que es cuento de esperanza
y luz.
Es cierto que no es un libro que vaya a gustar a todo el mundo. Quien sea que
lea el libro seguirá teniendo seguidores y detractores por las opiniones que
provoca. A mí no me ha decepcionado. Es provocador y sacude la conciencia, y
por eso lo recomiendo, porque, de verdad, no os dejará indiferentes.
Sin
duda, tendrá una lectura diferente para cada lector y, en consecuencia, podrá o
no gustaros en mayor o menor medida, y es que el tema central de la novela gira
en torno al sentido de la vida.
No
voy a entrar en temas filosóficos, ni con comparaciones metafóricas, ni el
trasfondo de su significado.
SINOPSIS:
Nada nos narra la
historia de un adolescente escéptico que de pronto, desganado y desengañado de
todo, se sube a un ciruelo y se da a la actividad de lanzar frutas maduras
desde lo alto, acompañadas de largas peroratas de verdad desoladora: "No
merece la pena hacer nada puesto que nada tiene sentido", es su nuevo
lema. Sus compañeros de instituto deciden demostrarle lo mucho que le quieren
levantando una "pila de significado" e inventan un juego de
peticiones que dará lugar a una montaña de objetos especialmente valiosos para
ellos con la que demostrarle a su amigo que la vida y el mundo y ellos mismos
merecen la pena. La pila comienza siendo una acumulación de cosas materiales
con valor sentimental para unos y otros pero a medida que va aumentando lo hace
también su valor afectivo. El lector da un respingo cuando las peticiones se
suceden, cada vez más atroces y provocadoras, y una tras otra incluyen todo lo
que el ser humano considera que da valor a su vida: el afecto, la religión, el
sexo, la identidad nacional, la familia...
No
es una novela realista, sino una fascinante parábola psicológica sobre el valor
y la cobardía, sobre la atracción y fascinación de la crueldad, sobre la fuerza
de seducción de las ideologías y la búsqueda del sentido de la vida. Nada conmueve por el hecho de que lo que
narra no es probable pero sí imaginable, y sucede de manera irrefrenable como
un drama antiguo. Nadie dejará este libro sin emocionarse.
Durante
el primer tercio del libro, me pareció una historia bastante anodina,
típicamente adolescente, situada en un entorno escolar, con protagonistas
ingenuamente reales, poco verídicos. En fin, más o menos la típica novela para
adolescentes que escribe alguien que nunca ha conocido de cerca a un
adolescente. Llegado a la mitad, me enganché.
El
punto de vista de narrador testigo (a través de una compañera de Pierre Anthon)
cumple con su cometido de plasmar la voz de cualquiera de los muchachos
implicados y atrapar al lector en la historia. Sin embargo, la mayor virtud de
este libro reside en el hecho de arriesgar y ser cruel cuando toca serlo,
aunque con ello se salga de la candidez que impera al comienzo de la obra.
Es
una novela tanto para adultos como para adolescentes, que invita a la
reflexión, planteada desde el curioso punto de vista de unos niños (de 13 o 14
años) que deciden convencer a un compañero de escuela de que hay cosas en la
vida que sí tienen sentido y por las que merece la pena vivir. Al principio el
asunto parece sencillo, pero la trama va complicándose hasta llegar a un punto
de dramatismo que no me esperaba y que me ha sorprendido como una bofetada.
Porque
todo comienza como un juego, al menos para el lector, y de convertirse en un
relato un tanto irreal, incluso me ha hecho sonreír con algunas ocurrencias,
pasa a convertirse en algo incómodo y amenazante.
¿A qué cosas
llenas de significado has renunciado a lo largo de tu vida creyendo que no
importaban?
Teller
escribe Nada como una especie de
cuento para niños grandes con personajes y palabras sencillas, sin ofensas, ni
estridencias, ni escándalos. Por su brevedad y sencillez en la trama, casi
dulce y benévola al hacerlo, pero los hechos se vuelven a cada página más y más
siniestros, duros y oscuros. Una novela de suspense que se lee de un tirón y
que no nos permite dejar su lectura hasta conocer el desenlace que conmociona.
Provocando un drama moral, con moraleja incluida, que nos sujeta la cara
mientras nos miramos y nos enseña en lo que nos hemos convertido.
¿Se
atreven a hacer la prueba y mirarse en el espejo…? No les gustara lo que ven,
seguro.
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