De
aquel amor guardo siempre,
como
reliquias sagradas
una
rosa y un recuerdo
un
suspiro y una lágrima.
Misterios
de mi ternura:
guardo
lo que nadie guarda.
Óyeme:
duerme la rosa
de
un libro en las hojas pálidas
la
contemplo, y de tu imagen
nace
el recuerdo del alma;
y
del recuerdo, el suspiro;
y
del suspiro, la lágrima.
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