Tenue
la luz en la espera del alba
erraba
la noche, litúrgica y vaga,
por
la angustia verde de las algas.
Un
anillo de diablos volando
y
un pegajoso balbuceo de ídolos
y
el pez encallado en la orilla,
como
un pecho pequeño del mar,
aromando
tu marcha nocturna.
¡Ah!
el alba rodando y rodando
con
un mundo cerrado de pasos,
por
la fruta amarilla del alba
con
tu mundo cerrado de pasos.
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