El
hecho de nacer, el de inducir
agua
fértil en un cuerpo sediento
es
surgir a la vida en tierra seca,
mientras
la muerte viaja en otro tren,
hasta
la última paz, polvo de estrella.
En
la continuidad de este milagro,
ser
pájaro, ser hombre, ser libélula
o
ser escorpión es aprender a vivir tu propia vida.
Alumbraré
otros versos donde me reconozca.
Tengo
el candado abierto, un ideal
en
mi mente de hierro, y un sueño como asilo.
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