¿Qué
mueve el mundo?, se preguntan en un momento de la novela sus personajes. Kirmen
Uribe profundiza en su segunda novela acerca de las razones que llevan a la
gente a tomar decisiones trascendentales y estrictamente innecesarias para su
vida, aún a riesgo de perderlo todo. Un homenaje a todos esos héroes anónimos
que lucharon por hacer del mundo y de la vida de los demás algo mejor.
Lo
que mueve el mundo
es una historia de emociones, de seres verdaderamente humanos en el escenario
más cruel al que pueden enfrentarse. De fondo, la guerra. La injusticia de la
guerra. Porque siempre es injusta, con independencia del resultado.Para escribir el libro se ha basado en hechos reales aunque ha tenido que ir tejiendo los vacíos que dejaban la historia y los documentos de la época. El viaje interior debe reconocerlo y recorrerlo cada uno que se acerque a la historia y es el viaje que ha supuesto también para el propio Kirmen escribir esta novela.
"Algo
me decía que esta era la historia que debía contar, una historia que coincide
plenamente conmigo; una novela que refleje lo que yo entonces sentía, porque
aparecen en ella el amigo perdido, el amor, la hija. La felicidad y la
ausencia. El hundimiento de un mundo y el comienzo de otro".
SINOPSIS:
En 1937, diecinueve mil niños vascos son enviados a países como Francia, la
Unión Soviética, Inglaterra o Bélgica con el objetivo de protegerlos de los
duros bombardeos que tenían lugar durante la Guerra Civil. A bordo del buque Habana,
Ramón y Karmentxu Cudín viajan junto con otros tres mil niños destino a
Gante. Allí los separan y son los Mussche lo que se hacen cargo de la pequeña a
la que siempre tratarán como a un miembro más de la familia. Según Robert,
Karmentxu llevó la alegría a sus vidas, en especial a la de su padre para el
que supuso una compañía muy especial, pues compartió con ella su afición por el
ciclismo y más de una jornada en su puesto ambulante de patatas fritas. Kirmen
cuenta en pocos capítulos lo duro que resultó la travesía hasta que llegaron a
su destino, la dificultad para adaptarse a una nueva forma de vida, diferente a
la que tenían en el País Vasco, o las relaciones que se establecieron entre
algunos de los niños que mantuvieron el contacto durante su estancia en Gante
gracias a la amistad de sus familias de acogida, aunque lo peor fue la
inevitable separación pues tras la victoria franquista, los niños fueron
repatriados.
Es
una novela breve que sin problema alguno capturará a quienes se acerquen a
ella, y que ostenta una indudable calidad narrativa. Es una historia contada
con profunda nostalgia y que entrelaza las vidas de las víctimas de la guerra.
Una visión deslumbrante y muy humana que nos revela la fortaleza de la amistad
y las más bajas y horrendas facetas a las que somos capaces de llegar. Si hay
un mensaje, es muy sencillo: la oposición a los opresores, por más terribles
que sean los actos que amenazan a quienes se aferran a sus principios,
convierte a las personas más humildes en héroes indispensables para la
subsistencia de nuestras sociedades.
Es
una novela de forma tradicional, linealmente y sin artificios experimentales. Diría que utiliza
un lenguaje muy llano, muy conversacional, muy accesible, un lenguaje que se
hace más transparente a medida que avanza el texto.
El
resultado es una novela sensible y muy emotiva, escrita con agilidad y sumo
gusto, en la que Kirmen muestra los resultados de sus indagaciones y a través
de la que comparte con el lector un sentimiento muy íntimo, con el fin último
que le llevó a identificarse y querer dejar constancia de la historia de Robert
Mussche.
Para
escribir el libro se ha basado en hechos reales aunque ha tenido que ir
tejiendo los vacíos que dejaban la historia y los documentos de la época. El
viaje interior debe reconocerlo cada uno que se acerque a la historia y es el
viaje que ha supuesto, también, para el propio Kirmen escribir esta novela.
El
único pequeño inconveniente al principio el autor aborda el tema del exilio de
esos niños. Pero después ese argumento con que se aborda el exilio, pasa a un
segundo plano porque según vamos leyendo el autor se centra más en contarnos la
vida de los protagonistas: Robert Mussche y su amigo fallecido Aitzol Aramaio.
Independientemente
de este pequeño pero que yo le pongo, hay que subrayar que es un libro con un
poso nostálgico, introspectivo, intimista, emotivo.
Estamos
ante una historia honesta y conmovedora contada con la sencillez que nos
devolverá a la realidad con el cuerpo lleno de heridas.
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