Diciembre
es esta imagen
de
la lluvia cayendo con rumor de tren,
con
un olor difuso a carbonilla y campo.
Diciembre
es un jardín, es una plaza
hundida
en la ciudad,
al
final de una noche,
y
la visión en fuga de unos soportales.
Y
los ojos inmensos
—tizones
agrandados—
en
la cara morena de una cría
temblando
igual que un gorrión mojado.
En
la mano sostiene unos zapatos rojos,
elegantes,
flamantes como un pájaro exótico.
El
cielo es negro y gris
y
rosa en sus extremos,
la
luz de las farolas un resto amarillento.
Bajo
un golpe de lluvia, llorando, yo atravieso,
innoble
como un trapo, mojado hasta los cuernos.
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