domingo, 13 de diciembre de 2015

SUENA A TARDE.



 



Hay ventanas altas a la tarde,

calles vacías, ruido de tranvías.

Dura poco la luz y, por lo mismo,

nos asomamos a ella como a un pozo

que nos sirva de espejo.

Ladra un perro que espera la correa

para ir a ser libre bajo mando

y los niños, que sueñan con patines,

deslizan su dedo por el borde del mar.

Es la tarde y la ola de nata

trae el sonido del verano en Lisboa

cuando el tiempo corría

en la voz traqueteante del tranvía

del sol.

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