Ayer se celebró el 50 aniversario de la muerte en el exilio del poeta sevillano Luis Cernuda. Perteneciente a la Generación del 27. Luis Cernuda, donde poesía y vida, palabra y carne coinciden, buscó un lugar en el mundo, un lugar en el amor, un lugar en el deseo, un lugar en cuerpos, que como flores, puñales o cintas de agua lo alojasen. Atravesado de deseo, nostalgia, tiempo y muerte, porque también sabía el poeta del ruido tan triste que hacen dos cuerpos cuando se aman, de lo efímero del amor y del paso del tiempo.
"Si el hombre pudiera decir lo que ama" es uno de los poemas de amor mas bellos que se han escrito. Un poema que "proclama ante los hombres la verdad ignorada". Sencillamente impresionante:
"SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR..."
-Luis Cernuda-
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando solo la verdad de su amor,
la verdad de si mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor y deseo,
yo sería aquel que imaginaba,
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío.
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mi lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando solo la verdad de su amor,
la verdad de si mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor y deseo,
yo sería aquel que imaginaba,
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío.
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mi lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario