Lola
a veces deja de saber que es Lola. Su nombre. Por eso, quizá, le gusten tanto
los globos. Llenos de aire revoloteando desordenado y sin cronología en su memoria,
como en la suya los recuerdos. A la deriva hasta que alguien los rescate y
sostenga y devuelva a cierta realidad. Los ve como ella, tan perdidos.
Frágiles.
Lola
a veces deja de saber que es Lola. Su nombre, su edad. Ese olvido. Lenta pérdida,
lento despedirse, lento desaparecer. No poder mirar hacia atrás y temer mirar
hacia adelante. ¿Y justo enfrente, justo ahora? ¿Justo cuando se deshace el
hilo que la ata a la razón? ¿Justo cuando el vacío…? Un refugio. Su abuelo, y
los globos. “Me gusta sentir la piel de mi abuelo y la mía cuando se juntan.
Sobre todo desde que las palabras juegan al escondite conmigo”. Lola,
anciana-niña.
Fragmentos del libro: "ME GUSTAN LOS GLOBOS."
Autor: Pablo Caracol.
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