Compañera,
destinataria del fósforo:
Dónde
se halla la edad, la resinas de amor
derramándose
como tintas de ámbar
en
el recordatorio de tu piel.
Dónde
está aquel presidio,
dónde
la suave permanencia de tu abrazo.
Pero
yo estuve en otras cárceles,
viajé
en un tren sediento hasta la entrada.
Me
concedieron una estrella de raza o de política
y
la llevé sobre un gris uniforme.
Desde
entonces mi pelo siempre tiene
un
olor insepulto a crematorio.
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