Nos
olvidamos del organillo de la esquina
Música
de cincuenta centavos;
y
nuestros ojos amanecen parpadeando,
las
estrellas comienzan a dormir
su
cansancio de espera nocturna,
escondidas
entre la lluvia y mi silencio.
Presiento
que nos perdimos en el vacío…
en
la nada… abismos sin fin,
lo
siento aquí, en mi infinito,
en
mi vacío que no es vacío,
que
sólo es silencio con ecos.
—Cantan
las voces del patio,
y
remojan los ecos su rostro—.
Se
quedan mis pasos,
detrás
de los matorrales
donde
pudorosa te escondes.
Mi
delirio confunde las horas
con
el silencio y el vacío.
Hay
nubes, hay estrellas ocultas.
Precioso :)
ResponderEliminarHola Guacii. Muchas gracias. Me alegro que te guste.
EliminarUn abrazo