sábado, 15 de junio de 2019

RETRATO DE UN DORSO DESNUDO.




La tarde gime
y el espacio se estrecha en la penumbra
dejándome ver tu cuerpo.

¡Oh, cuántos violines se romperán en el silencio!
Una nota vivaldiana se apaga entre las sombras
mientras me invitas a recorrerte con mis manos ajadas.

¡Oh, criatura de piel aceitunada!
¿A qué extraños parajes me conduces?
¿A qué remotos ríos?

Un ligero sopor nos adormece
en esta cálida tarde de verano.

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