Ilustración autor desconocido.
Tengo
las manos dormidas,
abiertas
sin descanso,
vacías
sin remedio:
tengo
las dos manos hundidas
en
las fosas del vacío,
arañando
los ratios de pena,
y
volcando en un ocaso,
la
última caricia
que
me robó la sonrisa.
Tengo
las manos en gangrena
florecidas
de soledad,
y
perfume de fracaso;
estas
dos manos de nadie,
dibujan
melodías mudas,
padecen
sin atención,
el
bajo cero de tu palabra,
famélicas
de inocencia,
y
terminales de esperanza.
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