Tres tristes tigres magníficos y mansos
tiene el oro de los trigales en la piel
y la sombra de los troncos de la selva.
Los tres triscan las trenzas doradas
de las espigas. Los tres caminan atribulados.
¿En dónde estriba la razón de si tristeza?
Tres tristes tigres mansos, magníficos
se arrastran en tes palabras,
tres, que nos traban la lengua.
En las espigas llora el rocío,
los trigales el cierzo dobla.
Tronos del trueno tragan sus lágrimas.
Tristes tigres, tres, para que no sollocen,
pintaré en la cara de la luna la sonrisa
de un payaso. Luego les haré cosquillas
en el lomo y las orejas, con espigas;
les confiaré que las nubes son plumas
del ganso gordo del sol de las tardes.
Tigres, no tristes, en el lecho de los trigales...
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