Te
deseo a alguien
que
no te diga lo guapa que eres
sino
que te lo enseñe,
para
que te lo aprendas
sin
necesidad de repetírtelo.
Te
deseo un poema sin adorno,
frases
ridículas,
palabras
llanas y simples,
para
que entiendas que en el amor
poesía
es lo que sale de su boca
y
no lo que lees en los libros.
Te
deseo un amante con el corazón roto
para
que sepa entenderte
y
para que respete tu tristeza
cuando
haya humedades,
pero
sobre todo
para
que proteja los destrozos del tuyo
con
el suyo
y
cuando tiemblen
tener
un sustento.
Te
deseo un admirador del nudismo
para
que vivas lo que es una mirada desmaquillada,
para
que coloques los espejos al otro lado,
para
que te lleve con los ojos
a
amar tu cuerpo sobre todas las cosas,
para
que respete tu belleza
y
haga de tu silueta el mapa de su tesoro.
Te
deseo a un fiel del mar
para
que jamás detone las olas de tus lagrimales,
para
que acepte que un día serás calma
y
otro tempestad
y
aun así decida volver a ti cada día,
para
que no evite que te derrames,
para
que lleve tu sabor en la piel
y
mire dentro de ti aunque escueza.
Te
deseo a un poeta
con
toda mi pena
para
que te condene en su egoísmo
a
la eterna salvación,
para
que te haga inmortal
cuando
tengas ganas de morir,
para
que la única bala que te dispare
cuando
le abandones
—porque
tú eres un pájaro atrapado en la nieve,
recuérdalo,
amor mío—
sea
la que detona una palabra,
para
que cuando te sientas nadie
recuerdes
que eres el olvido de alguien.
Te
deseo a tantas personas
como
amor quiero hacerte.
Yo,
sin embargo,
solo
te deseo a ti.
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