Tú viertes Alegrías del corazón. ¡Qué triste,
sin ti se va la vida, noble vino orgulloso
y radiante de olvidos! Desde que el cielo existe
triunfa tu gozo como un gozo religioso.
Qué ligeras las copas, cuando juntas palpitan
en tu amor, ¡vino! Todas las embriagueces, aman
la sombra de tus ramas. ¡Los rayos en ti habitan
del Dios de los ejércitos!
¡Los rendidos, te llaman para andar!
Los serenos campos con sus vendimias,
amparan tus estirpes. Y como el pan, tú tienes
la gracia de la Cena Antigua...
Tus eximias virtudes resplandecen sobre los dulces bienes...
¡Carnal don nos entreabres, y el velo ultra terreno!
¡Mas eres loco, como la llama y el veneno!
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