domingo, 23 de febrero de 2014

EN LO OSCURO DE LA SENDA.


Ilustración Autor desconocido.


¿El más allá?... ¿La otra vida?... 
Una hoja helada voló
Golpeando al bajar, mi carne,
Y desde su nada habló:
Vanidad, pena de todo,
Perdición, frío…
¿Qué Dios,
cuál Dios cruel, deshojador,
con el peso de una espada
y el sigilo de una hoz
me la envió, mientras temblaba
mi cuerpo en viejo pavor, 
en lo oscuro de la senda,
sin una gruta de amor?

Poesía del libro: Las formas desnudas, 1930
 

Esto es lo más bello que dijo el hombre de Quíos:
"Cual la generación de las hojas, así la de los hombres"
Pocos mortales, en efecto, acogen en su oído este verso
y lo depositan en su pecho. Pues queda en cada uno la esperanza
Que en el corazón de los jóvenes arraiga.  
Mientras conserva un mortal la flor muy deseable de la juventud,
tiene un ánimo ligero y piensa muchos desatinos.
Porque no recela que ha de envejecer y morir
ni, al estar sano, tiene preocupación por la fatiga.
Necios quienes tienen tal estado de mente y desconocen
cuán corto es el tiempo de la juventud y el vivir
de los hombres. Pero tú apréndelo, y hasta el fin de tu vida
atrévete a gozar de los bienes que el vivir te depare.
Semónides de Amorgos (aprox. 630 a. C.)


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