Hay
ocasiones en las que una portada bonita hace que el lector se decida a comprar
un libro. Además, si la sinopsis acompaña, como es el caso de la novela que os
presento hoy, nos encontramos ante un éxito asegurado.
Cuando
Susana Fortes leyó las cartas que escribió Pedo Salinas a su amada profesora
americana le llamó la atención que el gran poeta, “un hombre hecho y derecho”,
pudiera llegar a ser tan pueril. En realidad, constató de nuevo “esa fragilidad
emocional que todos tenemos al enamorarnos como si fuéramos adolescentes”. Pero
lo que más despertó la curiosidad de esta escritora fue la joven norteamericana
por la que el gran poeta del amor de la Edad de Plata de las letras españolas,
la generación del 27, bebía los vientos. Se llamaba Katherine Whitmore e
inspiró algunos de los versos más bellos de la literatura contemporánea
española, reunidos en una trilogía amorosa que arranca con La voz a ti
debida.
SINOPSIS:
Un amor, surgido entre las brasas de una nación que se desliza hacia la guerra
civil, es el origen de esta absorbente novela. Kate Moore y Álvaro Díaz-Ugarte,
asunto lejano de las pasiones ciertas entre Katherine R. Whitmore y Pedro
Salinas (a pesar de que éste último transite por la obra como un personaje
secundario más), vivirán una experiencia extrema en el irresistible período de
la II República española.
Nos
encontramos en 1935, momento clave en la etapa de España. Ya ha sido sofocada la rebelión
asturiana del 34, pero los ecos de la represión aún caldean en exceso una
viciada vida política.
La
historia de ese amor está narrada como un enorme flashback de Kate, la
protagonista, cerrándose graciosamente el círculo con el final de la novela, de
modo que explica su vivo periplo por España. La autora, además de una trama
interesante, bien construida y precisa en su vertiente histórica, no nos ofrece
solo un paseo por el pasado. Su discurso es rico y está lleno de referentes
literario, pictórico y cinematográfico.
La
formación y el conocimiento extenso que, como historiadora, posee Fortes harán
las delicias de los amantes de la recreación del pasado. Además, fue realidad
que, en medio de tan polarizado clima político, surgió una excelsa corriente de
creación artística que se dio en denominar la edad de plata de la cultura
española. Kate, hispanista en ciernes, llega fascinada a una Residencia de
Estudiantes en plena efervescencia. Allí conocerá a un atractivo (a su manera)
profesor de literatura, Díaz-Ugarte, y vivirá con él una aventura, emocional y
existencial, coincidiendo con el complejo momento político. No hay que olvidar
el tremendo impacto que supuso el escándalo del Estraperlo. Término que, a la
postre, ha acabado siendo sinónimo de contrabando en nuestra siempre rica lengua.
Se
nos regalan hallazgos estéticos, narrativos y temáticos. Donde la
obra va girando, poco a poco, hasta convertirse en una novela de personajes. Lo
cual profundiza, con una prosa sugerente y plagada de aciertos netamente
literarios, en las causas psicológicas de cada cual. Descubrimos y entendemos
quién es quién en esta pareja atípica. Buceamos, con una sensibilidad estética,
en el romance y la pasión. Si les atrae la aventura más esencial y la trama con
corazón. Esta novela de amor y solidaridad en aquel tiempo inhóspito que fue
nuestra España de los años 30.
Sin
embargo, al menos en mi opinión, aún siendo una lectura amena, con una prosa contundente
y un estilo bien marcado, no llega a todo lo que podría ser una perfecta gran
historia porque le falta desarrollo en su argumento. Es una pena, y me da mucha
rabia, porque es un libro que tiene protagonistas y argumento como para ser una
gran novela pero, bajo mi punto de vista, solo se ha quedado en la intención.
Con unas cuantas páginas más, hubiese sido extraordinaria.
Así
y todo, no voy a desmerecer, que al cerrar el libro, me quedé con la sensación
de haber estado allí que mi fin de semana de lectura pausada, reposada y
confortable en mi butaca favorita, resultase todo un viaje a través del tiempo.
Un emocionante viaje que merece la pena hacer y, sobre todo, disfrutar.
Creo
que merece una mención especial el estilo narrativo que Susana Fortes despliega
a lo largo de las páginas de “El amor no
es un verso libre”. Resulta realmente meritorio que dándole siempre
prioridad al ritmo y al avance de la acción sobre aspectos más bien
descriptivos, consiguiera que, a medida que avanzaba en la lectura, percibiera
los sonidos, los olores o los sentimientos experimentados a lo largo de la
novela por los personajes.
Opino, a grandes rasgos, como tú.
ResponderEliminarUn beso!
Gracias por tu comentario. Otro beso para tí!!!!
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