Conozco un niño príncipe.
Le gusta pasear el reino de los ordenadores y la telefonía móvil.
Cada tecla es un mundo por descubrir.
Cada tecla es un mundo por descubrir.
Tiene deditos rápidos,
es ágil ,muy ágil.
A menudo tan solo repite lo que le decimos,
pero cuando quiere algo con muchas ganas lo pide.
Me pregunto si lo que ocurre
es que no le interesa más que aquello
que quiere con muchas ganas.
Casi nunca mira a los ojos,como si no quiera ver tantas cosas,
sin embargo si se encuentran nuestras pupilas
en las suyas puedo ver más allá del mismo universo.
Le cuesta obedecer, es como si se aburriera,
o como si tuviera miedo de perder tiempo del de verdad.
Tiempo de jugar, de hacer travesuras
Tiempo de jugar, de hacer travesuras
¡Tiempo tan valioso!
Se mueve constantemente, se balancea,baila con el aire,
pero cuando escucha la música
pero cuando escucha la música
se vuelve música, se le para el mundo
y el mundo nos para a nosotros observando su maravilla.
y el mundo nos para a nosotros observando su maravilla.
Cuando algo capta su atención, nada más es importante.
y yo me pregunto si no tendríamos nosotros que aprender
a darle importancia a las cosas, una por una.
a darle importancia a las cosas, una por una.
Le gusta escaparse o quizá lo que le gusta
es que vayan a buscarlo.
Abre y cierra puertas,
enciende y apaga luces
Juega, juega, juega...
Si no intento traerlo a mí,
sino que voy a él
él me recibe como el mejor anfitrión
y me sonríe
y me habla
y nos entendemos.
A veces parece estar en un país lejano
pero otras, cuando jugamos a su juego
estamos juntos,
durante todo ese rato estamos juntos.
Si sumamos muchos ratitos tenemos tiempo
Tenemos tiempo nuestro.
Libro de poemas: "CONOCER ES ACEPTAR: La Maravilla de las diferencias"
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