Las
montañas son despiadadas
la
lluvia funde la nieve
volverá
a helar.
En
el café dos extranjeros
tocan
el acordeón
y
canta la habitación abarrotada de hombres.
Las
melodías llenan
los
sacos del corazón
los
pesebres de los ojos.
Las
letras llenan
los
establos
que
rugen entre los oídos.
La
música suprime las papadas
relaja
las articulaciones,
la
única cura para el reumatismo.
La
música limpia las uñas
suaviza
las manos
restriega
las callosidades.
Una
habitación abarrotada de hombres,
venidos
del ganado empapado,
del
gasoil, de la pala eterna,
acaricia
el
aire de una canción de amor
con
manos dulces.
Las
mías han abandonado los brazos
y
están cruzando las montañas
en
busca de tus pechos.
En
el café dos extranjeros
tocan
el acordeón
la
lluvia funde la nieve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario