domingo, 12 de agosto de 2018

SIEMPRE QUE DORMÍAMOS ERA INVIERNO.






Siempre que dormíamos era invierno,



y en el frío me enseñabas a volar



y yo te echaba de menos.



Entonces despertaba.



Y te echaba



de menos.



La primavera no quiere



que los amores de invierno terminen,



pero el verano ha llegado



y ha arrasado con todo.



Ahora tú solo sabes hablar del sol,



te haces un moño despeinado mientras bostezas,



te pintas las uñas de los pies,



te ríes mucho más que antes,



y, mientras,



me dejas de querer.



Ahora yo me vuelvo a refugiar en los poemas



y escribo sobre febrero,



echo de menos la lluvia



y el sabor de tu jersey,



y, mientras,



te quiero más que ayer.

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