domingo, 11 de diciembre de 2022

BALADA.

 

Con el olor de la lluvia caliente
siento dentro de mí mi cuerpo
que, al mojarse, me recuerda
su espíritu en un tiempo muerto.
Espíritu que revives en el frescor
cálido de la lluvia y en la carne,
me dejas aturdido y extranjero
en el tiempo vivo que duermes en las nubes.

Sobre las mejillas la barba parece
un hollín o una baba de gusanos;
va el cadáver con su abrigo
FUERA DEL MUNDO, SOLO EN EL UNIVERSO,
y por la callejuela que se pierde
hacia casa, fulgurante de vieja lluvia,
camina como por un desierto
sin deseo alguno en el corazón.

¿Es otoño o primavera? Da lo mismo
para quien para vivir debe sentir
de nuevo en los huesos cansados
viejos temblores, y en la boca
viejas palabras, desesperadas
por una doble pasión: ser
y haber sido. Han vuelto
del mundo las estaciones que eran mías.
 

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