martes, 13 de diciembre de 2022

LA ESCUELA DE CANTO. Nell Leyshon.

No había leído ninguna de las novelas publicadas por la autora inglesa Nell Leyshon, “La escuela de canto” es mi primera toma de contacto, después de encontrármela en la Biblioteca Municipal de Cocentaina.
 
SINOPSIS: Inglaterra, 1573. Los días de la pequeña Ellyn transcurren trabajando de sol a sol en la humilde granja de su familia, paleando las heces de los animales y recibiendo los menosprecios y los golpes de su hermano Tomas. Desde que su padre quedara inválido en un accidente, y más ahora que una nueva hermanita, Agnes, ha llegado a ese mundo de miseria y privaciones, todos han de deslomarse aún más para asegurar el sustento. En esa atmósfera de brutalidad, fatiga e inmundicia, la única alegría de Ellyn es Agnes, a quien la une un vínculo muy especial. Todo dará un vuelco inesperado el día en que Ellyn acude al mercado y, empujada por la curiosidad, entra en una iglesia vacía en la que oye un canto como jamás había oído antes, un canto que la estremece, que la hace flotar. Desde ese preciso instante comienza a crecer en su interior un poderoso deseo: ingresar en la escuela de canto, donde los jóvenes caballeros aprenden a cantar, pero también a leer y escribir, un lugar donde nunca se pasa hambre y al que sin embargo las niñas tienen vedado el acceso. La determinación por cumplir su sueño llevará a Ellyn a rebelarse y hacerse pasar por un chico, pero ¿cuánto tiempo podrá mantener el engaño? ¿Cuánto podrá soportar esos grilletes impuestos a la verdad de su cuerpo? Escrita con un formidable talento para reflejar el habla de una niña criada en un entorno rural y transmitir con ese lenguaje tan personal una energía, una libertad y una visión de las cosas de enorme aliento poético, La escuela de canto narra el camino sin vuelta atrás de una chica analfabeta que descubre que el mundo es mucho más vasto de lo que jamás hubiera sospechado, un mundo bello e injusto en el que un don puede llevarte muy lejos y los prejuicios te condenan de por vida; un mundo que es preciso cambiar, sea como sea, para legárselo a aquellos a quienes más amamos.
 
Estamos ante una gran novela cuya lectura no te dejará indiferente. Una desgarradora historia en la que se movilizan la inocencia y la amargura, la belleza y la brutalidad, así como las relaciones de poder que palpitan soterradas en la pequeña comunidad rural donde vive Ellyn. Valiéndose de la inolvidable voz de Ellyn, Leyshon parece haber dado voz y dignidad a tantas mujeres anónimas aplastadas, sometidas a las injusticias de la sociedad y de la época que les ha tocado vivir, víctimas de abusos y relegadas al olvido.
“La escuela de canto” se lee a la velocidad que su lenguaje habla y siempre narrada desde los ojos y la burda lengua de una analfabeta.
Oscurantismo, pobreza, violencia, abuso, brutalidad, dolor latente en un libro ambientado en la rígida y estratificada Inglaterra de mediados del S. XVI.
Ellyn es una campesina que vive con su familia en un pequeño terreno rural, Se encarga de ordeñar la vaca, sembrar, arar y realizar todo tipos de tareas. Su padre, invalido por un accidente, y su madre, que recientemente ha dado luz, dirigen sus pasos con mano firme y rutinaria. Un día de mercado, Ellyn, entra en la catedral y escuchará unos cantos que harán que le cambie la percepción que tenía del pequeño y pobre mundo que conoce. A partir de ese momento hará todo lo impensable para entrar en la escuela de canto aunque las niñas tengan vetado el acceso.
La música hace que descubra dentro de sí un portento prodigioso, lo que le llevará a convertirse en John para así ingresar en la escuela de canto. Pero la amarga verdad llega cuando Ellyn comprende que ser mujer es una barrera insalvable para seguir en el coro; pues es un mundo de hombres, a su vez cerrado, elitista y apartado de la sociedad, donde ella y su feminidad no tienen cabida, aunque si fuese muchacho tampoco lo tendría fácil.
Poco a poco, la expresión evoluciona junto con la misma protagonista, mientras va aprendiendo en la escuela de canto, aunque sin dejar de ser ella misma. Todo dará un giro inesperado.
 
Es engañosamente simple, pero subyace temas morales de envergadura además de un retrato social propio del S. XVI.
La sensación de libertad que trasmite “La escuela de canto” es uno de los puntos más fuertes de la novela que se os hará corta una vez acostumbrados a un texto especial; está escrito sin signos de puntuación y las frases son hechas utilizando, de manera maravillosa, la conjugación “y” para perfilar la voz narrativa.
Es un libro con la urgencia palpitante de un pequeño clásico, compacto y concentrado universo, una historia poderosa que desciende al bajo fondo de una vida que se disolvió en la escritura y que sólo puede recobrarse en el silencio de nuestra lectura. Un silencio largo, estremecido, y lleno de rabia. Pero a la vez esperanzado y lleno de admiración.
Con un estilo profundo y duro; lo envuelve una prosa directa, alusiva, poética y hasta musical. Un disparo a las entrañas, donde la poesía se abre paso entre la miseria y la bajeza de ser humano.
Con un final abierto podréis imaginar cualquier cosa, aunque la sociedad en la que  le ha tocado vivir la protagonista, os empuje un poco más hacia el lado del pesimismo y la desesperanza.
 
La dulzura con la que la autora trata su personaje principal hará el resto, y devoraréis un libro que a priori os parecerá extraño.
Ellyn es una niña y sabe muy bien qué significa serlo, habla en primera persona, inocente, para escribir este libro, una larga carta destinada a su hermana recién nacida Agnes. Lo va hacer para decirle que, aunque sea una niña, va a poder hacer todo lo que se proponga, aunque sea a costa de batallar sin concesiones.
La galería de personajes que os encontraréis representan los diferentes estamentos sociales de la Inglaterra del S. XVI.
La poca variedad de personajes le da mucho color. Bien construidos cada uno de ellos, podréis diferenciarlos entre sí, por su personalidad y carácter. Velados y tenues, fuertes y tenaces se imponen a la imaginación del lector con la impronta de los sueños.
Personajes complejos para la época que les ha tocado vivir, aunque su existencia sea simple. Ajustadas a una realidad a través de virtudes y defectos que se manifiestan en función de las circunstancias y con una evolución coherente y acorde con sus vivencias.
 
“La escuela de canto” es una novela sublime en su rebeldía, en la lucha contra la injusticia que supone el ser apartada y menospreciada por el simple hecho de ser mujer.
 
 
 

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