No te adelantes.
Derriba el eje que te mantiene en equilibrio.
Párate aquí dentro, delante del círculo.
No te adelantes.
No abras, todavía, la boca:
busca el sonido que entre la palabra y el deseo
resplandece.
Hay que saber combinar materiales diversos.
Hay que hundir la lengua en esa zona
donde la Nada incuba el primer signo.
Un grano de arena sostiene al mundo.
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