En
este mismo instante
hay
un hombre que sufre,
un
hombre torturado
tan
sólo por amar
la
libertad. Ignoro
dónde
vive, qué lengua
habla,
de qué color
tiene
la piel, cómo
se
llama, pero
en
este mismo instante,
cuando
tus ojos leen
mi
pequeño poema,
ese
hombre existe, grita,
se
puede oír su llanto
de
animal acosado,
mientras
muerde sus labios
para
no denunciar
a
los amigos. ¿Oyes?
Un
hombre solo
grita
maniatado, existe
en
algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No
sientes, como yo,
el
dolor de su cuerpo
repetido
en el tuyo?
¿No
te mana la sangre
bajo
los golpes ciegos?
Nadie
está solo. Ahora,
en
este mismo instante,
también
a ti y a mí
nos
tienen maniatados.
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