Me
han traído los Reyes:
Dos
lavadoras, una de color y otra de blanco,
cuatro
chalecos de lana que me han deslomado en los enjuagues
y
doblar ropa y más ropa, malamente seca
tras
días y días de lluvia,
quitar
el polvo, en lugar de caramelos
y
guardar, después de mucho repasarlos,
los
malditos papeles de los bancos,
en
vez de la caja roja de bombones.
Así
que no volveré a limpiar
mis
negras botas la noche de Reyes.
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