Hubo
un tiempo... ¿recuerdas? su memoria
Vivirá
en nuestro pecho eternamente...
Ambos
sentimos un cariño ardiente;
El
mismo, ¡oh virgen! que me arrastra a ti.
¡Ay!
desde el día en que por vez primera
Eterno
amor mi labio te ha jurado,
Y
pesares mi vida han desgarrado,
Pesares
que no puedes tú sufrir;
Desde
entonces el triste pensamiento
De
tu olvido falaz en mi agonía:
Olvido
de un amor todo armonía,
Fugitivo
en su yerto corazón.
Y
sin embargo, celestial consuelo
Llega
a inundar mi espíritu agobiado,
Hoy
que tu dulce voz ha despertado
Recuerdos,
¡ay! de un tiempo que pasó.
Aunque
jamás tu corazón de hielo
Palpite
en mi presencia estremecido,
Me
es grato recordar que no has podido
Nunca
olvidar nuestro primer amor.
Y
si pretendes con tenaz empeño
Seguir
indiferente tu camino...
Obedece
la voz de tu destino
Que
odiarme puedes; olvidarme, no.
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