Tu
corazón, una naranja helada
con
un dentro sin luz de dulce miera
y
una porosa vista de oro: un fuera
venturas
prometiendo a la mirada.
Mi
corazón, una febril granada
de
agrupado rubor y abierta cera,
que
sus tiernos collares te ofreciera
con
una obstinación enamorada.
¡Ay,
qué acometimiento de quebranto
ir
a tu corazón y hallar un hielo
de
irreductible y pavorosa nieve!
Por
los alrededores de mi llanto
un
pañuelo sediento va de vuelo
con
la esperanza de que en él lo abreve.
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