“Señoría”, de Jaume Cabré
es un demoledor retrato de la aristocracia barcelonesa de finales del s. XVIII,
ajena a los aires de libertad propagados por la Revolución francesa, y sumida
en la frivolidad, los caprichos, el lujo, la injusticia y la corrupción.
Nos
ofrece una dura crítica social, aderezada con toques de humor, en la que quedan
reflejadas con toda su crudeza las miserias del ser humano y sus pasiones más
inconfesables.
SINOPSIS: La acción de
Señoría se emplaza en Barcelona a finales de 1799. Una ambientación simbólica
marcada por la oscuridad y la lluvia proporciona la atmósfera decadente que
envuelve el envilecimiento de los círculos del poder. Las clases privilegiadas
del Antiguo Régimen despliegan sin pudor sus intocables vergüenzas. La
aristocracia inútil, el capitán general, los diversos eslabones de la Justicia,
el jefe de la policía, algún eclesiástico... son elementos que ilustran una
corrupción descarada e impune, la sujeción de todo ese sector encumbrado a
pasiones sórdidas, a ambiciones espurias, la práctica de la extorsión y el
chantaje, la claudicación ante el sexo y el dinero. Esta estampa coral aparece
en la superficie narrativa por medio de una trama de novela negra. Una
prostituta es asesinada en la casa que le financia su amante. Las autoridades
toman como cabeza de turco a un joven inocente, idealista en tonos del
romanticismo en boga. Una suma de oportunismos desemboca en su ejecución, en la
que tiene personal responsabilidad el verdadero asesino, la señoría del título,
regente de la Audiencia barcelonesa.
El
tono realista con diferentes voces narrativas y el retrato de la vida cotidiana
de la época ayudan a crear un mundo novelístico coherente y completo. Con una
prosa cuidada, una trama argumental sólida, con vigor narrativo que en ningún
momento decae; y una intriga bien llevada de la primera a la última página;
debido sobre todo, a la riqueza de personajes que pueblan la novela, personajes
perfectamente delineados. Que tiene el poder de evocación de trasladarnos a una
Barcelona de finales S.XVIII sin pretender ser una novela histórica y sin menos
preciar el trabajo de documentación que contiene la novela.
Costará
superar el listón dada su combinación de ingenio, complicidad moral y compasión.
Esta
novela está escrita de forma mucho más desenvuelta, que la última que leí del
autor: “Yo Confieso”, es más ágil. Si
al finalizar “Yo Confieso”, me
condujo a la sensación de “ni fu ni fa”, en esta novela la sensación ha sido de
todo lo contrario. Me dejé atrapar por las espirales lingüísticas, sintácticas
y narrativas de una obra maestra. Se trata de una lectura que, como sucede con
las obras de alto valor, te arrastra a un mundo, a una época, a una realidad
distinta, distante, desconocida, y que, no obstante, te proporciona las
herramientas necesarias para quedarte ahí a experimentar su realidad durante
cada minuto de la lectura.
Potente
y conmovedor. Un libro fascinante. Resulta difícil encontrar qué más puede
aportar una novela.
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