Yo
quisiera una sombra que no fuera la mía,
la
de una antigua espada, la de un fino cristal,
la
del pájaro en vuelo o la nube borrosa.
Una
sombra, otra sombra, para verla pasar.
Otra
voz que no fuera esta voz que traduce
hace
más de treinta años el rumor de mi mar,
una
voz de campanas o de ríos llorosos…
Otra
voz de otro acento para oírla cantar.
Y
quisiera los sueños que no soñaré nunca,
la
angustia que mi alma no sentirá jamás,
el
terror de las fieras en la selva sombría,
la
alegría radiosa de la alondra solar.
De
ese desconocido que ha cruzado la plaza
los
recuerdos más tristes quisiera recordar.
Llenarme
de otras vidas, otra luz, otras muertes…
¡No
ser este hombre solo frente a la eternidad!
No hay comentarios:
Publicar un comentario