Hace algunos años descubrí a Yasmina Khadra con “Lo que el día debe a la noche”, pensé que no debía perder la pista de este autor argelino que utiliza como seudónimo el nombre de una mujer para publicar sus novelas. De nuevo he vuelto a tener el placer de leer su obra de la mano de “Los Ángeles mueren por nuestras heridas”, un título que dice mucho pero que no anuncia nada.
SINOPSIS: En la Argelia
de entreguerras, el pueblo del joven Turambo desaparece sin dejar rastro tras
un corrimiento de tierra. Su familia pierde todo lo que tenía, pero Turambo es
un chico muy especial. No está dispuesto a dejarse llevar por la miseria y,
mucho menos, a abandonar sus sueños. Un día alguien le dice que lo difícil no
es forzosamente imposible, que lo único que hay que hacer para alcanzar la luna
es ponerse en marcha, y así Turambo emprende una apasionante aventura hacia lo
que siempre ha deseado: una vida nueva en la ciudad «,europea», de Orán. Al
llegar allí sin saber muy bien cómo, una pelea callejera lo inicia en el mundo
del boxeo, con la promesa de convertirse en una estrella mundial. Y aunque
Turambo consigue gloria y dinero, ningún trofeo hace estremecer su alma como la
mirada de una mujer. De Nora a Louise, de Aída a Irene, busca el sentido a su
vida en un mundo en el que la ambición y el poder son los reyes absolutos, y no
queda espacio para el amor. Éste será el principio de una vida marcada por la
culpa, en la que perderá muchas de las cosas que antes creía importantes, pero
descubrirá el valor de la amistad y el perdón, además de vivir una gran
historia de amor.
Khadra
evoca no solo la anquilosada sociedad argelina de los años veinte y treinta,
sino también la añoranza personal de una inocencia perdida, sometida a las
circunstancias. Y es que la vida parece estar sujeta a unos oscuros designios
que siempre afectan a los más desfavorecidos, que no auxilian a los que
verdaderamente aman, y que en ocasiones castigan injustamente a los más
inocentes. Esta es la historia de un hombre, que tenaz en sus ideales y en su búsqueda
del amor, luchó por hacerse con el control de su propio destino… Algo que se
presentaba como una batalla ciertamente difícil.
Con
una potente voz narradora Yasmina Khadra se pone en la piel de su protagonista
para contar la experiencia vital de un hombre que, surgiendo de la nada, pudo
llegar a convertirse en uno de los mejores boxeadores argelinos del periodo de
entreguerras. “Los ángeles mueren por
nuestras heridas” se convierte en un viaje iniciático, de superación y de
amor, un recorrido plagado de encuentros y luchas que se desarrolla en el
escenario agitado de una Argelia abrumada por la persistente ocupación
francesa.
Estamos
ante una novela narrada con la calma y sosiego que caracterizan el estilo del
autor, un estilo con fuerza que no deja al lector indiferente. El escritor
sigue además la senda de las narraciones clásicas: el libro, por eso mismo, es
un gran mosaico de vidas, de personajes, pergeñados y dibujados con gran
maestría.
Khadra
vuelve a escribir una joya con su prosa logrando estremecer a cualquier lector
desde el inicio de las páginas. Frases que en unas pocas palabras evocan mil
sentimientos, que retratan miradas que traspasan el papel poniéndote los vellos
de punta, que permiten que oigas el griterío de los vendedores al pregón que
abarrotan la plaza del pueblo o que sientas el sol abrasador caer sobre la
tierra baldía. Eso sólo lo pueden hacer los grandes escritores y me tengo que
rendir ante el buen hacer de Khadra, que ha resumido en un libro todo un
período histórico de su país. Dado voz a los excluidos en un choque entre diferentes
religiones, culturas y mentalidades.
Con
un argumento tejido con una prosa de excelente calidad y luminosa plasticidad
literaria. Considero oportuno, la
narración en primera persona, desde el punto de vista del protagonista que, en
mi opinión, no le resta verosimilitud a la novela. Ya que estamos ante una
poderosa y contundente novela. Una de esas novelas con aroma de artesanía, ese
que sólo se consigue por medio de una narrativa transparente, sincera,
verdadera, impecable. Puede que esa sea la palabra que mejor define la última
novela de Yasmina Khadra: impecable.
Un
libro que nos hace reflexionar sobre las decisiones que tomamos en la vida,
sobre la gente que dejamos en el camino, sobre la dificultad para salir del
agujero negro de la pobreza y la marginación o sobre la crueldad de cualquier
forma de sometimiento.
En
resumen, una excelente novela recomendable para aquellos lectores que todavía
andan a la caza de grandes historias.
Buenisima reseña, me hace pensar en que aún me queda mucho por aprender, asi es que voy a seguirte para ir aprendiendo. Yo también me he hecho un blog para comentar los libros que voy leyendo y tenerlas bien organizadas. Saludos.
ResponderEliminarEl libro, por supuesto queda apuntado. Gracias por la aportación.
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