En
mí te pierdo, aparición nocturna,
En
este bosque de engaños, en esta ausencia,
En
la neblina gris de la distancia,
En
el largo pasillo de puertas falsas.
De
todo se hace nada, y esa nada
De
un cuerpo vivo enseguida se puebla,
Como
islas del sueño que entre la bruma
Flotan,
en la memoria que regresa.
En
mí te pierdo, digo, cuando la noche
Sobre
la boca viene a colocar el sello
Del
enigma que, dicho, resucita
Y
se envuelve en los humos del secreto.
En
vueltas y revueltas que me ensombrecen,
En
el ciego palpar con los ojos abiertos,
¿Cuál
es del laberinto la gran puerta,
Dónde
el haz de sol, los pasos justos?
En
mí te pierdo, insisto, en mí te huyo,
En
mí el cristal se funde, se hace pedazos,
Mas
cuando el cuerpo cansado se quiebra
En
ti me venzo y salvo, en ti me encuentro.
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