Y
le dijo: “Todo esto te daré, si postrándote me adoras” (Mateo 4:9). Así le
hablo el diablo a Jesús desde lo alto de un monte donde se divisaban todos los
reinos del mundo.
De
esa cita bíblica Dolores Redondo ha sacado el título de su última novela “Todo
esto te daré” con la que se ha hecho merecedora del Premio Planeta 2016.
No
soy muy asiduo a la lectura de novelas que han sido galardonadas con el Premio
Planeta. En esta ocasión, reconozco que ha tenido mucho peso a la hora de
decantarme por la lectura el nombre de la autora, de la cual me declaré
seguidor tras leer la Trilogía del Baztán.
“Todo esto te
daré”
es una novela muy característica del estilo, maneras y argumento de Dolores
Redondo, pero al mismo tiempo, también es un libro muy diferente de lo que hemos
leído hasta hoy.
SINOPSIS: En el escenario
majestuoso de la Ribeira Sacra, Álvaro sufre un accidente que acabará con su
vida. Cuando Manuel, su marido, llega a Galicia para reconocer el cadáver,
descubre que la investigación sobre el caso se ha cerrado con demasiada
rapidez. El rechazo de su poderosa familia política, los Muñiz de Dávila, le
impulsa a huir pero le retiene el alegato contra la impunidad que Nogueira, un
guardia civil jubilado, esgrime contra la familia de Álvaro, nobles mecidos en
sus privilegios, y la sospecha de que ésa no es la primera muerte de su entorno
que se ha enmascarado como accidental. Lucas, un sacerdote amigo de la infancia
de Álvaro, se une a Manuel y a Nogueira en la reconstrucción de la vida secreta
de quien creían conocer bien.
La
inesperada amistad de estos tres hombres sin ninguna afinidad aparente ayuda a
Manuel a navegar entre el amor por quien fue su marido y el tormento de haber
vivido de espaldas a la realidad, blindado tras la quimera de su mundo de
escritor. Empezará así la búsqueda de la verdad, en un lugar de fuertes
creencias y arraigadas costumbres en el que la lógica nunca termina de atar
todos los cabos.
No
esperen hallar figuras mitológicas de los bosques arcaicos, niños con brazos
mutilados, ni brujas que malefician con nueces. De manera semejante, sí que
reconocerán otra saga familiar, perversa también, pero en un contexto
diferente; repite la tensión de una pareja, el crimen como detonante de la
trama, la fascinación por las figuras de autoridad y la impunidad con que se
justifica la violencia contra los más desamparados.
Aquí
hallamos un homenaje a la Galicia de los abuelos de la autora, un relato donde
el sexo, la avaricia y las sospechas empujan una trama que se contrapone a la
fidelidad, el tormento y las dudas, y la añoranza de la persona amada de cómo
de bien conocemos a la persona que más queremos.
Además,
es una historia sobre la Galicia interior, profundiza en las raíces de una
sociedad rural y provinciana, llena de prejuicios y servilismos con el pasado,
se analizan las relaciones entre la nobleza, el clero y el pueblo llano, los
visibles prejuicios hacia la homosexualidad del protagonista y los secretos
familiares y sobre todo los traumas personales que todos tratan de ocultar en
un ambiente opresor donde parece no haber pasado el tiempo.
Tal
y como afirma la autora es una novela contra la impunidad y sobre el dolor ante
la pérdida de un ser querido, la tristeza, la codicia, las medias verdades, los
celos y los prejuicios. Pero no todo es gris y oscuro, al tiempo veremos
relaciones y amistades que se fortalecen y que van envolviendo al protagonista
en esta nueva etapa de su vida, y ayudándole a resolver sus dudas y vacíos.
Sin
ser una trama del todo novedosa la autora consigue despertar el interés del
lector en las primeras páginas. Sin embargo, a pesar de ese comienzo tan
atractivo, la historia tiene un ritmo inicial pausado, un tono intimista,
necesario para conocer a Manuel. Y a partir de ahí, poco a poco, entre
secundarios maravillosos y una cuidada ambientación, la autora consigue
envolvernos en el misterio de lo ocurrido, en la oscura vida de sus personajes
y en la impunidad que les rodea, creando una atmósfera de intriga que sin, sin
un ritmo trepidante, también consigue atrapar al lector.
Donde
resulta que, en “Todo esto te daré”
prima el realismo puro y duro pero es también un canto a la libertad.
Redondo
vuelve a convertir a los personajes en auténticos protagonistas de sus novelas.
Ya lo sé, parece un tópico.
Si
nos centramos en los protagonistas principales están perfilados con pulcritud,
Los personajes principales son hombres, muy diferentes entre sí, con sus luces
y sombras, sus secretos.
Por
un lado nos presenta perfectamente a los personajes y al mismo tiempo construye
una historia de misterio que nos mantiene intrigados hasta el final en el que
todo termina de cuadrar a la perfección.
Es
una novela coral. Manuel está construido con cariño y mimo, con la intención de
hacernos comprender su fragilidad y el aislamiento en el que se había refugiado
que le permitía vivir en su palacio de cristal, en su mundo irreal donde le
fluían las palabras, ajeno a todo y tan dependiente de Álvaro. Pero es Álvaro,
el que a mí me ha conquistado, entre gardenias y su sentido de la
responsabilidad, su nobleza y sus circunstancias. Y entre los secundarios,
todos muy bien caracterizados con el mismo peso de interés que los principales
y desarrollando a la perfección los roles que la donostiarra les asigna dentro
de la trama. Así por ejemplo: Noriega, un personaje en un principio muy
estereotipado, al que la autora desprende poco a poco de su artificio y coraza,
para mostrarnos un personaje muy humano y que va evolucionando a lo largo de la
historia; Lucas, por su parte, parece actuar de enlace para que todos los demás
logren seguir en la senda correcta y no desviarse de su verdadero objetivo;
curiosamente, presencia casi todos los acontecimientos sospechosos, pero que
desconoce la naturaleza de los mismos.
El
principal pilar en el que se sostiene “Todo
esto te daré” son sus personajes. La escritora ha sabido darles vida de una
forma magistral haciéndolos realistas e inolvidables. Y en esa línea penetra de
forma soberbia en los fantasmas interiores de cada uno de ellos, marcados por
fuertes condiciones; la palpable tensión del trío protagonistas.
La
autora, con un estilo que juega a mezclar las sagas de Norton con el misterio
de Agatha Christie, lleva al lector por una historia de letras amables y
metáforas suaves, para conseguir su simpatía a través de los protagonistas.
Creo que en esta novela la escritora
donostiarra vuelca gran parte de su mundo interior tanto en la elección de la
temática -la condena hacia lo servilismos, hacia los prejuicios, la impunidad
de las clases pudientes, la fe, la homofobia, los secretos de pareja- como
cuando describe la escritura como una catarsis espiritual.
Es
una novela totalmente adictiva que se lee con facilidad y que transmite
perfectamente el ambiente de misterio psicológico que tan bien plasma esta
autora en sus novelas. Sin duda alguna, el punto fuerte de esta novela es la
ambientación, muy bien conseguida, con la que logra trasladarnos a la Ribera
Sacra. Con descripciones que vuelven a ser parte fundamental de la historia:
profundas, vivas de las que permiten recrear en tu imaginación un completo
escenario donde ver desfilar la novela por delante de los ojos del lector. Y
que le da la oportunidad de situarse dentro de unos escenarios perfectamente
diseñados, aunque particularmente, en ocasiones preferiría más acción y menos
descripciones.
La
pluma de Dolores Redondo es elegante y pausada, cuidada y depurada. Porque los
hechos se suceden sin prisa. Estamos ante una novela bien construida y escrita,
amena, con un argumento que alberga un poco de todo: tensión y suspense, amor y
desamor, mentiras, verdades ocultas y desconocidas, envidias, secretos oscuros
y tenebrosos del pasado que salen a la luz; todo esto aderezado por el dolor de
la ausencia y la pérdida del ser querido. Es por esto, que la trama, se va
tejiendo despacio sacando hebras de pistas y con maestría las va dosificando
para que el lector las pueda ir encajando y así poder completar el puzle e ir
descubriendo poco a poco el desenlace de la confabulación junto a la
personalidad de cada uno de los personajes que transitan por la novela.
Aparte
de la trama principal, confluyen otras historias que enriquecen el conjunto de
la novela, con personajes que tienen mucho que contar e historias paralelas que
no restan a la principal, si no que suman, para formar un obra redonda.
Un
primer capítulo que te deja sorprendido y enganchado a la novela, por su dureza
y misterio.
Amaia,
nuestra inspectora de tinta, volverá pronto. Seguro. Será para deleite de miles
de lectores. Mientras concluye su próxima entrega, podemos contentarnos con una
novela hipnótica y extraña que recomiendo a su legión de seguidores. Y a los
que aún no lleven tal distintivo, que disfruten de “Todo esto te daré” cortado por el mismo patrón de todo lo que sale
de la pluma de Dolores Redondo, una vez más, gracias a un buen oficio, le ha
salido a la altura de su apellido. re-don-do. Gracias, autora.
Magnífica reseña, aún no me he estrenado con esta autora pero sé que lo haré porque su trilogía del Baztán me llama bastante la atención y por lo que dices de esta puede que también la lea.
ResponderEliminarhola Alejandra!!!
EliminarNi la trilogía del Baztán, magnifica, te va a defraudar. Ni su última novela tampoco. Ambas te las recomiendo. Pronto serás Una seguidora más.
Holaaa
ResponderEliminarTengo pendiente leer a la autora y espero hacerlo muy pronto, por lo que os leo a todos escribe de maravilla y me apetece mucho disfrutarla
¡un abrazo grande!
Naya, te recomiendo distrutar de su lectura.
EliminarUn abrazote.
Lo leí hace tiempo y me gustó bastante, soy de la inciativa seamos seguidores, ya te sigo y te invito a mi blog, saludos!!
ResponderEliminarhttp://estoyentrepaginas.blogspot.com.es/