Cuando
se apaguen las luces
y
quede todo en silencio.
Cuando
al fin las emociones
víctimas
sean del sueño
y
titilen lucecitas
entre
reflejos de hielo.
Tres
copitas de campán,
los
zapatos, como nuevos.,
y
una rendija entreabierta
para
hacer paso al cortejo.
La
espera desespera
por
aquello de los nervios.
¿Traerán
todo lo que pido?
¿De
verdad he sido bueno?
¿Podrán
con tantos juguetes?
¿Me
dejarán caramelos?
Va
envolviendo ya la noche
los
infantiles anhelos.
Entre
las sábanas, miles
de
ilusiones de pequeños,
mientras
otros, los mayores,
tal
vez viajan en el tiempo,
reviviendo
una vez más
ese
emocionante vértigo
cuando
aún había magos
que
cumplían tus deseos.
Pero
entrada está la noche;
Se
oyen ruidos a lo lejos.
Apaguemos
ya las luces.
¡Qué
quede todo en silencio!
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