No
nací para ocupar un espacio y nada más.
Ignoro
cuál será mi participación.
Me
tocó ser mujer y no me quejo,
me
tocó caer en la humedad del tiempo,
en
la inhóspita sequedad de los caminos
pero
aquí me quedo
entre
escombros y desperdicios.
Destruyan
mi epidermis resentida,
despedacen
mis sueños, mi alegría,
aniquílenme
mas
no pretendan sancionarme
porque
un día aparecí sobre la tierra
y
tuve voz y grité
y
tuve fronteras y no quise despertar sin ellas
y
tuve armas y allí están
perfiladas,
inmóviles, ariscas.
Una pasada de poema.
ResponderEliminar¡Un abrazo! =)
Hola. Me alegro que te haya gustado. Muy arriesgado, pero veraz.
EliminarSaludos. Un abrazo.