No
creo que sea necesario presentar a Javier Marías tanto por su dilatada carrera
literaria como por los artículos que ha ido publicando. Sin embargo, es un
autor al que no me ha acercado mucho. Aunque “Berta Isla”, su último trabajo, me llamó poderosamente la atención
y me trasmitió buenas vibraciones.
Cuando
vi por primera vez esta novela de Javier Marías la trama me pareció atractiva.
Decidí que era el momento de reencontrarme con el autor. Y os traigo mis
impresiones.
SINOPSIS: Muy jóvenes se
conocieron Berta Isla y Tomás Nevinson en Madrid, y muy pronta fue su
determinación de pasar la vida juntos, sin sospechar que los aguardaba una
convivencia intermitente y después una desaparición. Tomás, medio español y
medio inglés, es un superdotado para las lenguas y los acentos, y eso hace que,
durante sus estudios en Oxford, la Corona ponga sus ojos en él. Un día
cualquiera, «un día estúpido» que se podría haber ahorrado, condicionará el
resto de su existencia, así como la de su mujer.
Berta
Isla es la envolvente y apasionante historia de una espera y de una evolución,
la de su protagonista. También de la fragilidad y la tenacidad de una relación
amorosa condenada al secreto y a la ocultación, al fingimiento y a la
conjetura, y en última instancia al resentimiento mezclado con la lealtad.
O,
como dice una cita de Dickens hacia el final del libro, es la muestra de que
«cada corazón palpitante es un secreto para el corazón más próximo, el que
dormita y late a su lado». Y es también la historia de quienes quieren parar
desgracias e intervenir en el universo, para acabar encontrándose desterrados
de él.
Hay
ciertos acontecimientos en las vidas de algunas personas que determinan el
resto de sus existencias y que cambian por completo el rumbo inicialmente
marcado.
En
esta novela se va hablar de la vida de un matrimonio, Berta y Tomás se
conocieron en el instituto y, en ese mismo instante, sintieron que estaban
hechos el uno para el otro y al acabar la universidad se casaron. Sin embargo,
ninguno de los dos había planeado la relación que les tocaría vivir. No
encontrarán la rutina de una pareja normal sino que vivirán una relación de forma
intermitente. Berta tendrá que adaptarse, obligada, a convivir con la
ocultación, el misterio y el temor que acecha su mundo domestico de la mano de
quien había elegido como amorosa compañía. La protagonista ve cómo se desmorona
la vida convencional para la que se había preparado.
El
germen de este libro es la envolvente y apasionante historia de una espera y de
una evolución, la de su protagonista. Así como, de la fragilidad y la tenacidad
de una relación amorosa condenada al secreto, al fingimientos y a la conjetura,
y en última instancia al resentimiento mezclado con la lealtad.
Muy
complicado es contar el argumento de una novela donde el amor y el espionaje
son dos pivotes de la misma. En la que la base de la trama son los silencios,
los secretos, las acciones llevadas a cabo pero jamás exhibidas ante nadie,
casi ante uno mismo. Pero sobre todo, es la historia de una ausencia constante,
una desaparición latente y después real y todo lo que ello supone en la persona
que lo sufre y sus allegados. Los que lo echan de menos para siempre.
Donde
resulta, que el escritor, bucea en sus temas favoritos: la frontera siempre
borrosa entre la verdad y la mentira, entre el sueño y la realidad, la vida
posible y la realmente vivida, la impostura, la traición… Todo ello contado con
el estilo moroso e hipnótico de María. Porque “Berta Isla” es, en suma, una novela meticulosa que emociona, que
remite a la buena poesía, al registro cinematográfico de María, a la cadencia
de los años recientes en España, a la guerra fría, y, en definitiva, a
sentimientos profundos.
La
estructura de este libro está imbricado el deseo de indagar en un tipo de
personas que desaparecen, a veces reaparecen y en la mayoría de las ocasiones
hay dudas sobre su identidad.
Como
todos sus libros, las cosas no suceden, sino que son relatadas, prácticamente
susurradas de una forma concéntrica que nos lleva al ojo del huracán, con ese
poder de María para levantar historias invisibles.
Considero
un acierto narrativo la adopción de la doble voz para contar esta historia –la
interna de Berta y la externa del narrador en tercera persona- pues la
narración misma va marcando los dos polos en que se desenvuelve el conflicto; y
sobre todo los muchos que se plantean en ella, expuestos anteriormente, donde
Javier María consigue hacer reflexionar. Incluida la historia de amor.
Todo
ello serpentea por el argumento de modo que, las ideas están bien condensadas
en escenas estáticas y tensas tan logradas que tiene poder evocador y que hasta
esos pasajes reiterativos en los que el lector duda si experimenta hipnosis son
necesarios, con sus vueltas y revueltas, para que la protagonista cuente lo que
tiene que contar.
En
relación con el estilo, lo tiene complejo, depurado, detallista, con un gran
manejo del lenguaje, con unos diálogos de intenciones en los que cada uno es
una especie de trance escuchando o leyendo a los personajes y muy acertado en
las cuestiones que plantea o como las desarrolla.
Como
resultado, consigue mantener al lector siempre atento a sus recuerdos que van y
vienen consiguiendo que todo resulte cronológico y que la visión panorámica sea
completa.
“Berta
Isla” encaja como una pieza de relojería en el puzle de su obra, que al final
va emergiendo como un único libro lleno de ecos y recovecos. Pero además de
tener esa vibración de partitura musical y esa capacidad poderosa de ver lo que
en el día a día no nos paramos a mirar. Porque la lectura de esta novela es
adictiva y no puedes dejar de leer aunque te falte el resuello.
Terminas
de leerla con esa sensación de extenuación y placer que nos dejan las historias
que se van a quedar a vivir con nosotros.
Para
comprender lo que les ocurre a sus personajes hay que adentrarse en su trama.
Es una novela sobre las mentiras, sobre esas circunstancias que hacen que uno
mismo pierda el control de su vida. Hay ocasiones en las que una decisión o un
acto que cometemos en un momento determinado pueden cambiar nuestro rumbo
previsto. Quizás no somos conscientes i podemos anticiparnos a esas consecuencias.
Por
las páginas de esta novela pasan multitud de personajes, ninguno de ellos
superfluo para el desarrollo de la historia pero sin duda destacan Tomás
Nevinson y Berta Isla, su protagonista indiscutible, ambos construidos a la
perfección, ambos atrayentes para el lector en sus luces y sus sombras, con su
naturalidad o con sus misterios. Dos personajes para descubrir y disfrutar por
uno mismo durante la lectura. Tomás Nevinson ese hombre que siempre tuvo un
elemento de opacidad que no hizo sino acrecentársele con los años, queda algo
desdibujado para que comprendamos mejor a ella. Sin embargo, Berta Isla es una
joven que va evolucionando a mujer asomada a un balcón esperando, siempre
esperando. Es un personaje que se ha profundizado mucho y al que el lector
llegará a comprender, con el que empatiza, con el que se suma a esa cadena de
misterios y miedos que controlan su vida. Sentir como propios esa curiosidad,
esos temores y la incertidumbre de una mujer que no sabe dónde está su marido
ni que está haciendo. Un marido que viene y va sin certezas ni rutinas. Un
personaje que va evolucionando, que a veces se ve obligado a aceptar, otras se
revela y se encabezona.
Javier
María –uno de tantos extraordinarios autores de aquella generación que surgió a
principios de los ochenta del siglo pasado, junto a Juan José Millás, Eduardo
Mendoza, Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, Luis Mateo Díez, Soledad
Puértolas, Almudena Grandes, Javier
Cercas, José María Merino, Luis Landero, Julio Llamazares, Andrés Trapiello,
Carme Riera, Álvaro Pombo, Arturo Pérez-Reverte, Manuel Rivas, Rosa Montero,
Vicente Molina Foix, Enrique Vila-Matas- ha escrito una novela sobre el
matrimonio, sobre las complejas relaciones entre los seres humanos, sobre
ciertas batallas y ciertas derrotas, sobre lo que fuimos y lo que pudimos haber
llegado a ser. Una novela, en definitiva, extensa y extraordinaria.
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