A
cuántos amaneceres estoy de ti
le
pregunto cada mañana a mis ojeras.
Madrid
despertándose y yo bajando las persianas.
Si
algún día ordenara la habitación encontraría
todo
lo que me faltas.
Toda
mi ropa tirada para tapar la ausencia
de
tu ropa interior en mi armario.
Es
tan fácil cortarse cuando tus sueños son de cristal.
Mis
heridas siguen abiertas así que, supongo, puedes pasar.
De
mí.
O
besarlas.
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