Hay
tierras entrañables, heredadas
en
genético empeño,
cordón
umbilical comunicando
de
ser a ser la historia.
La
posesión perenne, como tea
en
relevo constante,
sostenida
la luz de mano en mano.
Tierras
que son la siembra de algún día,
lejano
ya mas siempre
cercano
a nuestra sangre.
Tierras
que son el fruto, la promesa
de
sudores antiguos,
la
ilusión hecha forma acariciada.
Tierras
que son los bienes
raíces,
rotulados; que tenemos,
sin
tiempo, a nuestro nombre.
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