A
veces, en el bosque
los
árboles murmullan
intercambian
miradas.
Incluso
andan.
También
se acercan.
Interactúan.
A
veces, en el baño público
los
azulejos palpan el vaho del deseo
pero
también son testigos
de
las miradas precedentes.
A
veces, en el parque
columpios,
arbustos y farolas
observan
en tensión
el
amor que pudo ser
pero
no fue
El
deseo de una noche.
De
un instante.
Pero
este anhelo primario
solo
deslumbra a lo inerte.
Y
mientras tanto, allá
en
la civilización maldita
donde
nadie siente
donde
nadie folla
pasa
desapercibida
toda
esta lujuria
todo
este fervor
que
algún día
hubiera
podido ser amor
pero
no fue.
Dimito.
Me exilio.
Yo
quiero ser azulejo,
arbusto,
árbol
o
cenicero en la inmortalidad.
Quiero
prender mi deseo.
Quiero
que éste se calcine.
Yo
solo quiero ser normal
Ir
a la civilización.
Y
no ser nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario