En
un imperceptible parpadeo, también
dos
almas son capaces de viajar, presintiéndose,
hasta
el punto infinito donde se unen sus viñas,
resplandecer
las dos, con su orfandad,
dibujarse
a sí mismas para ser,
amarse,
raya a raya, en lo más íntimo,
y
no dejar de sorprenderse nunca,
Así
son las fronteras de la estima,
esas
justas ladronas del querer.
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