Soy un fantasma limitiado, mis pobilidades
son tan modestas que no puedo actuar
más que a primeras horas de la tarde,
y en ese tiempo mi niña duerme sus dulces siestas.
Ella se tiende, se ovilla, se retuerce, profundiza
en mundo diferentes a los nuestros.
Cuando despierta, mi actuación ha terminado.
Ella mira algunas veces al rincón donde me encuentro
y se frota los ojos
mientras yo me voy desvaneciendo.
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